Empresa con filosofía familiar
Por Horacio Yacante
Una empresa no sólo es reconocida por su solidez adquirida en el mercado que opera, sino también por los valores que la hacen funcionar. En Giuffre Maderas ambas características se funden con un ambiente marcado por la cercanía de sus miembros, quienes aseguran que “ninguna decisión comercial está por encima de los afectos”, algo que los ha mantenido unidos durante más de cuatro décadas y los proyecta en un país que ha atravesado por profundas transformaciones económicas y sociales.
Entre los servicios que ofrecen se destacan la provisión de maderas y placas a grandes proyectos constructivos, emprendimientos menores, bodegas, fabricantes y arquitectos. Además cuenta con una amplia gama de productos para satisfacer demandas del sector, que va desde un cierre de obra, techos, pisos de madera, revestimientos de paredes, materiales para la construcción de obra gruesa, fenólicos, melaninas, enchapados para amoblamientos, maderas para aberturas, entre otras.
Esto se complementa con una visión de negocios que se mantiene alerta a los cambios y tendencias de los consumidores. Con esa idea, la firma ha invertido en proyectarse a la venta directa al consumidor a través de la adquisición de Elías Dolonguevich, una marca reconocida por mantener un contacto cara a cara con quienes reparan y embellecen constantemente el lugar donde viven.
Grandes negocios
Maderas Giuffre nació en la década del ’70 por la iniciativa privada de Raúl Antonio Giuffre, quien supo constituirse rápidamente como uno de los referentes en provisión de maderas en Mendoza y las provincias vecinas.
A finales de los años ‘90, la transformación que vivió el país en materia económica fue acompañada por la incorporación de Raúl Alejandro, su segundo hijo, quien sumó su visión de negocios sin apartarse de los valores de su padre. Al poco tiempo le siguió Renzo, el menor de los hermanos que se completan con María Delia. Marta Alicia, su madre, también fue fundamental para el crecimiento de la empresa, ya que supo transmitir su calidez de hogar a los compromisos comerciales.
Esta composición familiar les permitió mantener un sistema de decisiones caracterizado por el consenso y blindado a su vez por los afectos. Lo definen como un “humo blanco”, que arroja una decisión razonada y esperada. A esto se suma una política de “reproche cero” cuando algo que se propuso no obtuvo el resultado esperado.
Como estrategia para salvaguardar a las familias propietarias y asegurar una línea de negocio y un gerenciamiento eficiente, las parejas de los propietarios se mantienen alejadas de las decisiones diarias y se enfocan en sus actividades profesionales. De este modo, el núcleo se mantiene lo más intacto posible a como lo planificó el fundador, Raúl Antonio Giuffre.
Mesa de decisiones
Desde chicos los hermanos Giuffre fueron incorporados por su padre para que conocieran la empresa desde adentro. Esa etapa fue fundamental para que se enamoraran del trabajo que hacía su padre y quisieran acoplar a él. “Éramos chicos pero lo sentíamos como propio”, asegura Renzo Giuffre.
“Tanto Raúl como yo estudiamos carreras que nos podrían haber llevado a otros horizontes. En el caso de él era la ingeniería agronómica y en mí, la abogacía. Sin embargo, ambos terminamos sumándonos a la empresa”, agrega.
Esto les dio un panorama más amplio al conocer cada una de las etapas de la producción y también para conocer al personal que los acompaña y que en la actualidad asciende a 25 operarios entre la maderera y el salón de ventas de herrajes Elías Dolonguevich. A éstos se suma otro personal variable por cada temporada en el Hotel Los Molles, otra firma adquirida por la sociedad R. A. Giuffre S.A.
Raúl Alejandro y Renzo, heredaron de su padre el trato directo con los empleados. Todos se conocen y apoyan. “Como hacía mi viejo, todavía nos juntamos a comer asaditos y pasar buenos momentos”, explica el último.
El respeto y la solidaridad fueron tomados como prerrogativas en el trato con el personal, ya sea para dar una orden o un llamado de atención, lo que se complementa con una postura atenta a las necesidades de cada uno de los operarios y sus familias.
“Es inevitable saber qué les pasa a los que trabajan con vos día a día. Muchas veces nos pasa que nos detenemos a hablar sobre situaciones ajenas al trabajo y tratar de llegar a una solución. Eso también hace a la calidad del trabajo y del resultado final”, resalta Renzo.
Situación del mercado
2014 fue un año de mucha incertidumbre y retracción de algunas industrias, sobre todo de la construcción. Sin embargo, desde la empresa aseguran que “más allá de que la inflación, la devaluación del peso –y su efecto en los ahorros- y la desaceleración de la obra pública hicieron que se resintiera un poco el mercado, no fue suficiente como para volcar la balanza hacia el lado negativo”, asegura el abogado.
Este balance positivo se sustentó en el impulso que significó la entrada en juego de los planes Procrear, con los que bajó una importante cantidad de dinero que se constituyó en un motor para las empresas de construcción y obras particulares.
De hecho, este año se han sumado como proveedores para las torres que se han comenzado a construir en los terrenos del ferrocarril en Capital, donde se llevará a cabo una obra de 70.000 metros cuadrados. También están trabajando en otro proyecto similar de Maipú.
“Sí hay que reconocer que el desarrollador privado se frenó un poco, pero este tipo de megaobras que se salen de contexto emparejan el panorama”, resalta y agrega que “los grandes inversores están a la expectativa de lo que puede pasar en el país por la incertidumbre propia de un año de elecciones y la salida de un gobierno. Los sueldos, el impuesto a las Ganancias y el precio del dólar influyen en la proyección que hacen estos emprendedores para saber si sus complejos van a tener o no compradores”.
Con la mirada puesta en el futuro inmediato, estos empresarios aseguran que 2015 será muy similar al año anterior, aunque con una leve mejoría después de mitad de año a partir de que se vaya aclarando principalmente el panorama político y el escenario electoral.
“El primer trimestre arrancó bien, pero es un año para hacer una pausa y reorganizarse”, asegura Giuffre y agrega que “habrá que estar atentos a los cambios políticos, pero no creemos que sea un año de crisis”.
“En 2016 el mercado inmobiliario tiene que explotar y eso significará un incentivo muy fuerte a nuestro sector”, cierra Giuffre.
Una empresa no sólo es reconocida por su solidez adquirida en el mercado que opera, sino también por los valores que la hacen funcionar. En Giuffre Maderas ambas características se funden con un ambiente marcado por la cercanía de sus miembros, quienes aseguran que “ninguna decisión comercial está por encima de los afectos”, algo que los ha mantenido unidos durante más de cuatro décadas y los proyecta en un país que ha atravesado por profundas transformaciones económicas y sociales.
Entre los servicios que ofrecen se destacan la provisión de maderas y placas a grandes proyectos constructivos, emprendimientos menores, bodegas, fabricantes y arquitectos. Además cuenta con una amplia gama de productos para satisfacer demandas del sector, que va desde un cierre de obra, techos, pisos de madera, revestimientos de paredes, materiales para la construcción de obra gruesa, fenólicos, melaninas, enchapados para amoblamientos, maderas para aberturas, entre otras.
Esto se complementa con una visión de negocios que se mantiene alerta a los cambios y tendencias de los consumidores. Con esa idea, la firma ha invertido en proyectarse a la venta directa al consumidor a través de la adquisición de Elías Dolonguevich, una marca reconocida por mantener un contacto cara a cara con quienes reparan y embellecen constantemente el lugar donde viven.
Grandes negocios
Maderas Giuffre nació en la década del ’70 por la iniciativa privada de Raúl Antonio Giuffre, quien supo constituirse rápidamente como uno de los referentes en provisión de maderas en Mendoza y las provincias vecinas.
A finales de los años ‘90, la transformación que vivió el país en materia económica fue acompañada por la incorporación de Raúl Alejandro, su segundo hijo, quien sumó su visión de negocios sin apartarse de los valores de su padre. Al poco tiempo le siguió Renzo, el menor de los hermanos que se completan con María Delia. Marta Alicia, su madre, también fue fundamental para el crecimiento de la empresa, ya que supo transmitir su calidez de hogar a los compromisos comerciales.
Esta composición familiar les permitió mantener un sistema de decisiones caracterizado por el consenso y blindado a su vez por los afectos. Lo definen como un “humo blanco”, que arroja una decisión razonada y esperada. A esto se suma una política de “reproche cero” cuando algo que se propuso no obtuvo el resultado esperado.
Como estrategia para salvaguardar a las familias propietarias y asegurar una línea de negocio y un gerenciamiento eficiente, las parejas de los propietarios se mantienen alejadas de las decisiones diarias y se enfocan en sus actividades profesionales. De este modo, el núcleo se mantiene lo más intacto posible a como lo planificó el fundador, Raúl Antonio Giuffre.
Mesa de decisiones
Desde chicos los hermanos Giuffre fueron incorporados por su padre para que conocieran la empresa desde adentro. Esa etapa fue fundamental para que se enamoraran del trabajo que hacía su padre y quisieran acoplar a él. “Éramos chicos pero lo sentíamos como propio”, asegura Renzo Giuffre.
“Tanto Raúl como yo estudiamos carreras que nos podrían haber llevado a otros horizontes. En el caso de él era la ingeniería agronómica y en mí, la abogacía. Sin embargo, ambos terminamos sumándonos a la empresa”, agrega.
Esto les dio un panorama más amplio al conocer cada una de las etapas de la producción y también para conocer al personal que los acompaña y que en la actualidad asciende a 25 operarios entre la maderera y el salón de ventas de herrajes Elías Dolonguevich. A éstos se suma otro personal variable por cada temporada en el Hotel Los Molles, otra firma adquirida por la sociedad R. A. Giuffre S.A.
Raúl Alejandro y Renzo, heredaron de su padre el trato directo con los empleados. Todos se conocen y apoyan. “Como hacía mi viejo, todavía nos juntamos a comer asaditos y pasar buenos momentos”, explica el último.
El respeto y la solidaridad fueron tomados como prerrogativas en el trato con el personal, ya sea para dar una orden o un llamado de atención, lo que se complementa con una postura atenta a las necesidades de cada uno de los operarios y sus familias.
“Es inevitable saber qué les pasa a los que trabajan con vos día a día. Muchas veces nos pasa que nos detenemos a hablar sobre situaciones ajenas al trabajo y tratar de llegar a una solución. Eso también hace a la calidad del trabajo y del resultado final”, resalta Renzo.
Situación del mercado
2014 fue un año de mucha incertidumbre y retracción de algunas industrias, sobre todo de la construcción. Sin embargo, desde la empresa aseguran que “más allá de que la inflación, la devaluación del peso –y su efecto en los ahorros- y la desaceleración de la obra pública hicieron que se resintiera un poco el mercado, no fue suficiente como para volcar la balanza hacia el lado negativo”, asegura el abogado.
Este balance positivo se sustentó en el impulso que significó la entrada en juego de los planes Procrear, con los que bajó una importante cantidad de dinero que se constituyó en un motor para las empresas de construcción y obras particulares.
De hecho, este año se han sumado como proveedores para las torres que se han comenzado a construir en los terrenos del ferrocarril en Capital, donde se llevará a cabo una obra de 70.000 metros cuadrados. También están trabajando en otro proyecto similar de Maipú.
“Sí hay que reconocer que el desarrollador privado se frenó un poco, pero este tipo de megaobras que se salen de contexto emparejan el panorama”, resalta y agrega que “los grandes inversores están a la expectativa de lo que puede pasar en el país por la incertidumbre propia de un año de elecciones y la salida de un gobierno. Los sueldos, el impuesto a las Ganancias y el precio del dólar influyen en la proyección que hacen estos emprendedores para saber si sus complejos van a tener o no compradores”.
Con la mirada puesta en el futuro inmediato, estos empresarios aseguran que 2015 será muy similar al año anterior, aunque con una leve mejoría después de mitad de año a partir de que se vaya aclarando principalmente el panorama político y el escenario electoral.
“El primer trimestre arrancó bien, pero es un año para hacer una pausa y reorganizarse”, asegura Giuffre y agrega que “habrá que estar atentos a los cambios políticos, pero no creemos que sea un año de crisis”.
“En 2016 el mercado inmobiliario tiene que explotar y eso significará un incentivo muy fuerte a nuestro sector”, cierra Giuffre.
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