Boom inmobiliario sustentado en conectividad y oferta cultural
Por Sebastián Cantero. Presidente de TBSA y director de Toro Real Estate
La construcción de edificios modernos, la inauguración del Parque de la Innovación y la apertura de bares y restaurantes convirtió al barrio de Nuñez en el elegido por el sector de la sociedad que privilegia la tranquilidad y la conectividad.
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En general, son jóvenes solteros de clase media-alta que se vuelcan tanto a invertir en departamentos en pozo como a comprar una propiedad. Hoy se levantan más de 20 desarrollos inmobiliarios próximos a las avenidas Libertador y Cabildo que superan inversiones por más de USD 250 millones.
Incluso, también la demanda de alquileres es muy alta ya que Núñez debido a algunas variables interesantes como su ubicación privilegiada para aprovechar las vistas del río y el desarrollo de un nuevo polo gastronómico.
Además, cuenta con importantes centros educativos, como la Universidad de Belgrano y la Universidad Torcuato Di Tella. Asimismo, tiene lugares de interés cultural y deportivo, como el Club Ciudad, el CeNARD y el Estadio Obras Sanitarias.
La accesibilidad es uno de los puntos clave, con el Metrobus y cercanía a importantes vías de accesos como la General Paz, Acceso Norte y Lugones hacia el centro y sur.
Pero lo que realmente volvió muy atractivo al barrio fue la llegada del Parque de innovación, un espacio que propone un cambio en la forma de pensar, de crear y de producir. Su misión es impulsar las actividades de emprendedores, estudiantes e investigadores, generando sinergias con especial foco en educación, salud y tecnologías exponenciales.
Se ubica en tierras que eran utilizadas por el Club de Tiro Federal que permiten una conexión fluida con las diversas instituciones que se encuentran en su entorno, como Ciudad Universitaria de la UBA, la Universidad Torcuato Di Tella, la Universidad Abierta Interamericana, la escuela ORT y Digital House, entre otros.
La historia del barrio de Núñez se remonta al siglo XVIII, cuando la zona estaba poblada por estancias y quintas de recreo pertenecientes a las familias más acaudaladas de la época. Con la llegada del Ferrocarril del Norte, se convirtió en una zona residencial y, a partir de 1920, se convirtió en un importante polo industrial y comercial.
Hoy, la fisonomía del barrio ha cambiado al compás de los nuevos estilos arquitectónicos pero aún es elegido por aquel sector acomodado de la sociedad que busca viviendas, preferentemente, con jardín, piscina y parrilla pero que, además, su entorno natural le garantice calidad de vida y tranquilidad sin salir de los límites de la ciudad