La salida exportadora de Impsa

El reactor nuclear Carem puede ser la gran estrella a futuro. La compañía tiene grandes proyectos hidroeléctricos y se imagina como protagonista de la transición energética a 2050, sumándose a la carrera dentro de la energía eólica y fotovoltaica.

Por Ezequiel Derhun

Impsa, la compañía centenaria que es emblema de la industria metalmecánica en Mendoza y Argentina, respira de nuevo oxigenada por la inyección de 20 millones de dólares por parte del Estado nacional y provincial. Y con este impulso, fortaleció los planes estratégicos de la empresa, que tiene en el Carem el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en el país. El reactor es una de sus banderas a corto y mediano plazo para volver a pisar fuerte en el mercado internacional.

Y si bien el Carem es tan solo una parte del portfolio de actividades que realiza Impsa, es una carta importante. Con el cálculo estructural y la construcción por parte de Impsa, este primer reactor nuclear desarrollado en el país viene haciendo punta a nivel internacional al ser el más avanzado en el segmento de reactores modulares de baja y media potencia (Small Modular Reactor -SMR-, por sus siglas en inglés).

"Está muy avanzado en su proceso de construcción. Estos tipos de prototipos (SMR) son los que estarían reemplazando a los grandes reactores que hay en el mundo. El Carem es de 25 MW y los grandes generan 1.000 o 1.200 MW. Son más chicos en volumen, son de producción seriada, tienen una serie de beneficios y se pueden instalar en lugares aislados", comentaron a Área Tres desde compañía con sede en el carril Rodríguez Peña, de Godoy Cruz.

Y si bien hay desarrollos de SMR en distintas partes del mundo, "ninguno está tan avanzado como el Carem".

Desde Impsa indicaron que están en el proceso final de construcción. "No sé si le puede poner un porcentaje de evolución, porque hay varios componentes. Pero creemos que para fines de 2023 estaría operando", comentaron fuentes calificadas de la compañía.

Futuro exportador

Las características del Carem, que son innovadoras, que plantean estándares de seguridad altamente rigurosos y, a la vez, simplifican conceptos de funcionalidad, hacen que este proyecto genere una expectativa comercial importante.

"Vemos una posibilidad de exportación para la Argentina de este tipo de reactores nucleares, que es lo que va a ser la tendencia hacia el futuro. No va a ser fácil, pero va a ser la tendencia. La Argentina va a ser uno de los primeros países que pueda entrar en el mercado", indicaron desde la compañía, agregando que, a futuro, la potencia de generación eléctrica para estos SMR será de 70 o 100 MW.

Desde el Gobierno nacional sostienen, en sintonía, que la simpleza del diseño del Carem lo vuelve ideal para países que estudian dar sus primeros pasos en materia de nucleoelectricidad; o bien para regiones que busquen incorporar cantidades relativamente bajas de energía eléctrica.

Transición energética

La Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) lanzó este año una hoja de ruta para el sector energético mundial, llamado "Net Zero para 2050". Allí, la energía nuclear tiene un rol importante camino a la descarbonización de la matriz energética.

Según la Asociación Nuclear Mundial (WNA, en inglés World Nuclear Association) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), existen en el mundo a 2020 unos 442 reactores de potencia generando energía eléctrica en 20 países. En el caso de Argentina, hay 3 centrales nucleares en operación: Atucha 1 de 362 MW, Atucha 2 de 745 MW y Embalse de 656 MW. Hoy, según datos de Cammesa (2020), la energía nuclear representa un 4,2% de la energía total generada.

Ahora bien, de los 53 reactores en construcción en el mundo, hay 3 reactores que son de tipo SMR: el Carem de Argentina y los diseños ACPR50S y HTR-PM de China. En este marco, el proyecto argentino pica en punta.

No todo es nuclear

El Acuerdo de París propone que para 2050 la temperatura del planeta no ascienda por encima de 1,5 °C. Dejar los combustibles fósiles para profundizar el sendero de las energías renovables es la meta. Según la IEA, para 2050, el mundo de la energía se verá completamente diferente. La demanda mundial de energía será alrededor de un 8% más pequeña que en la actualidad, pero "alimentará" una economía el doble de grande, con una población que podría llegar a los 10.000 millones de personas.

En ese contexto, casi el 90% de la generación de electricidad provendrá de fuentes renovables, con la energía eólica y solar fotovoltaica como las mayores protagonistas (casi el 70%) y con un rol perdurable para la energía nuclear.

Este escenario pone a Impsa en el camino correcto, ya que la energía renovable es parte de su ADN.

Hoy, además del Carem, Impsa está concentrada en el recambio de turbinas y en la rehabilitación de generadores en Yacyretá. Está construyendo la central hidroeléctrica El Tambolar (San Juan), está trabajando en el parque eólico en La Rioja y está potenciando a ICSA, su "hermana menor" para la generación de parques solares.

Entonces, Impsa está proyectada como una de las grandes protagonistas dentro de la denomina transición energética.

"Estamos en un proceso de transición positiva", afirman desde la compañía y ratifican su compromiso con la industria nacional: "Siempre buscando desarrollos con máximo contenido. Hoy, un aerogenerador tiene un 70% de componentes locales".

El reactor Carem en detalle

- Originalmente fueron diseñados para generar una potencia de 25 megavatios eléctricos. De allí el nombre "CAREM25".

- Tras mejoras en la ingeniería, el reactor nuclear será capaz de generar 32 MW.

- Cada reactor puede abastecer de electricidad a una población de unos 120.000 habitantes.

- Alrededor del 70% de sus insumos, componentes y servicios vinculados, está provisto por empresas argentinas.

- El edificio que contiene a cada reactor comprende una superficie de 18.500 m2, de los cuales alrededor de 14.000 m2 corresponden al llamado "módulo nuclear".

- Impsa viene desarrollando su sector nuclear desde la década de 1980.

- Cerca de 20 personas trabajan en el equipo nuclear de Impsa.

Más allá de Portezuelo

Si bien Impsa sería la encargada de construir las turbinas para la central hidroeléctrica de Portezuelo del Viento, ya que es parte de la UTE Malal Hue (que conforma junto a Obras Andinas SA, CEOSA y la china Sinohydro), la llamada "obra del siglo" no obnubila a la centenaria compañía.

Para Impsa, se vienen proyectos hidroeléctricos importantes como los nombrados en Yacyretá y El Tambolar, pero saben que el parque hidroeléctrico argentino entra en una etapa de rehabilitación y eso es una gran responsabilidad y fuente de ingresos para la empresa. Y sostienen que "el 60 o 70% tiene más de 30 años y deben reacondicionarse.

A su vez, en 2023 y 2024 se vienen las grandes concesiones, y allí la compañía volverá a tener protagonismo.

Para Impsa, antes del proceso de capitalización por parte del Estado, fue el momento de reperfilar su deuda. "Hoy, tenemos un balance excelente, cosa que no pasó en los últimos años", afirman desde el directorio. Este nuevo aire generó que la compañía vuelva con otro ánimo a la hora de presentarse a licitaciones en el mercado exterior.

La empresa asegura que ya se han presentados a distintas licitaciones en Estados Unidos, para construir grúas para el Ejército norteamericano. Además, han vuelto a trabajar en Asia, (recordemos que lleva diseñadas y fabricadas más de 200 turbinas para 40 países). Incluso, han vuelto a trabajar en Brasil, "con un proyecto pequeño, tecnológico". El fracaso de la filial brasilera fue la experiencia que casi los llevó la quiebra, abultando su deuda.

"Estamos volviendo al mercado natural nuestro", sintetizaron en la empresa que se proyecta para seguir allanando el camino de la industria nacional en las próximas décadas.

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