Vistalma, un proyecto que cambiará el estilo en la montaña de Mendoza

Es un desarrollo del estudio de arquitectura Juárez D’Ámbola. En el predio de 75.500 m2 se harán otras propuestas inmobiliarias.




Por Matías Carretero


El estudio de arquitectura Juárez D’ Ámbola está desarrollando un proyecto innovador con vista a la montaña mendocina. Estamos hablando de Vistalma, situado en el distrito de Vistalba, Luján de Cuyo. En el predio de 75.500 m2, donde se ubica la iniciativa, se llevarán adelante otras propuestas inmobiliarias.


Rubén Juárez D’Ámbola encabeza el estudio que lleva su apellido, que empezó siendo unipersonal y hoy cuenta con 9 profesionales. La firma tuvo experiencia anteriormente en barrancos y en arquitectura con topografía movida. Hicieron la propuesta del proyecto Altos de la Crucecita, entre otros, que es un barrio residencial privado, proyectado bajo el concepto de Eco Country.


 “El proyecto nos llega a partir del consejo de una colega y fue un orgullo para nosotros. Hicimos una propuesta en diferentes etapas y la primera es la que vamos a largar sobre el barranco, otra en el bajo y otra finalmente en el cerro El Melón. Nos propusimos restituir a la comunidad este lugar. Para trabajar allí, vimos la posibilidad de utilizar un modelo de viviendas que se utiliza en espacios costeros o con mucha pendiente, que se desarrolla con patas sobre vínculos verticales y columnas”, detalló a Área Tres el arquitecto.


La fuente consultada destacó que se pusieron en contacto con Carlos Erreguerena, propietario del lugar para poder comenzar a trabajar en la iniciativa.


Para los profesionales, el territorio mendocino ofrece una topografía muy rica en “posibilidades”. “La actitud de los profesionales que tenemos a cargo la delicada transformación de estos territorios tan especiales puede ser la de esquivar y evadir los planos más escarpados y difíciles o la de aprovechar sus fortalezas. Para esta segunda opción debemos asumir las dificultades que estos sitios poseen y enriquecerlos a partir de su valoración y de las posibilidades que ofrecen”, comentaron desde el estudio.  


El proyecto

Vistalma se va a desarrollar sobre el barranco (frentista en 520 metros a Panamericana)  en un terreno de 24.000 m2. Se trata de una idea muy novedosa desde el punto de vista ambiental, arquitectónico y urbanístico.


“Ofrece 17 palafitos que, en una actitud muy respetuosa, se levantan curiosos hacia todos los flancos disponibles: El cielo, el arco completo de la Cordillera al oeste y al sur, y el valle de Vistalba reflejado en un gran lago propio. Colores y texturas se fusionan armoniosamente para recibir a estos nuevos protagonistas del paisaje mendocino y para dar razón a un nombre que une su emplazamiento con la actitud aérea y espiritual de este entorno”, comentó Juárez D’ Ámbola.


Los palafitos son estereoestructuras verticales que sostienen y albergan:


-Nivel Cero: Terraza mirador con churrasquera y depósito de 33 m2.


-Nivel Uno: Unidad de 63 m2 cubiertos y 25 m2 semicubiertos.


-Nivel 2: Departamento de 67 m2 cubiertos y 32 m2 semicubiertos.


La superficie semicubierta corresponde a un skyliving para cada uno de estos niveles con amenities de fuego, hot tub y estar mirador.


“Puentes y pasos colgantes entre el suelo y cada uno de ellos, permiten que el usuario pueda desplazarse sin barreras arquitectónicas de por medio. Estos pares de unidades habitacionales en un sistema vertical, nos permiten que el suelo en pendiente del barranco, se eficientice al máximo, ya que se lo ocupa en muy pocos puntos del universo de territorio disponible. Con la adopción de este criterio, logramos además que ese mismo suelo quede más despejado y las unidades habitacionales se distancien unas de otras logrando absoluta privacidad para cada una”, explican desde el estudio.


El conjunto de palafitos tiene a su servicio una piscina y una importante sala multipropósito que se enclava en el mismo barranco y goza de los mismos beneficios de cada una de las unidades habitacionales que apenas tocan el suelo más que con sus “patas”. Éstas podrán ser destinadas por sus propietarios a vivienda permanente o turística, conviviendo perfecta y armoniosamente todos los usos en el mismo predio.


Fortalezas ambientales

Como proyecto, Vistalma no agrede flora, fauna ni topografía del lugar. Los profesionales a cargo del diseño usaron ordenadamente el suelo en cuanto al modo y factor de ocupación, factor de impermeabilización restringido, alturas y retiros. Se mitiga fuertemente la incidencia no deseada del sol con el uso de importantes pérgolas, orientaciones correctas, circulación cruzada de aire y aleros.


Las cubiertas sostienen paneles que permiten el aprovechamiento de energía solar y convierten las unidades habitacionales en módulos energéticos autosustentables.


“Se respetan pautas de inercia térmica y muros ventilados que permiten el ahorro de energía en frío / calor. Aprovechamos el agua de lluvia, ya que las cubiertas inclinadas en V recogen la misma en una canaleta central y la derivan a puntos en los que se almacenan natural o artificialmente el agua. Con este sistema logramos crear trampas de agua o depósitos para riego, que favorecerán la recuperación de la flora afectada por la obra, su futuro mantenimiento y el fortalecimiento de la misma”, remarcó Rubén Juárez D’Ámbola.


El paisaje de la propuesta

“Como sabemos que la excelencia se logra a partir del consenso y el trabajo interdisciplinario, para el proyecto paisajístico de Vistalma se convocó al paisajista e ingeniero agrónomo Martín Balasch. Su mirada permitió decidir los mejores modos de complementar el paisaje natural y cultural con la arquitectura. Conforme bajan del piedemonte, las espigas de las gramíneas se elevan en arbustos para llegar a las generosas y brillantes aceitunas que cuelgan de añosos árboles; estos tortuosos olivos dejan espacio a la verticalidad de los álamos y de los palafitos”, comentó Rubén Juárez D’Ámbola.


En cuanto a lo urbanístico, desde el estudio precisaron que el proyecto posee grandes fortalezas que imprimen a la zona beneficios formales, turísticos y de imagen en general.  Los laterales de la Ruta Panamericana están deprimidos y sostienen usos ya históricos pero nada deseables. En este sentido, “compartimos y festejamos la intención del municipio de Luján de avanzar con un uso ordenado de esta zona”, afirman.


Estudio con trayectoria

Rubén Juárez D’Ámbola es arquitecto recibido en la Universidad de Mendoza en 1985. Primero se abocó a la docencia hasta que decidió entregarse de llego a su actividad como profesional independiente y director de su propio estudio. En paralelo se especializó en Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.


Desde su estudio lidera un grupo de jóvenes profesionales que forman un verdadero equipo multidisciplinario para encarar proyectos a nivel provincial, nacional e internacional.