Las inversiones conscientes en tiempo de Coronavirus

Es que la pandemia no es casualidad, es el efecto no deseado pero necesario para volvernos más amables, más solidarios y mas empáticos con el medio que nos rodea y las personas que habitan este mundo.

Por estos días de cuarentena con absoluta reclusión en el hogar, hemos visto como de alguna manera se ralentizan aún más las operaciones que estaban a punto de iniciarse durante el mes en curso. Surgen dos efectos totalmente contrarios pero complementarios al mismo tiempo.

Uno que se somete al pánico colectivo dejando sin esperanzas las ilusiones de invertir en inmuebles, genera incertidumbre y allana aún más la mirada que apuesta a futuro. El segundo efecto surge de cómo nos paramos frente a la pandemia, como podríamos aportar un haz de luz sobre lo que significa nuestro paso por este mundo y que deseamos para nuestra descendencia.

Aparece un cierto atisbo de consciencia sobre el impacto que hemos generado sobre el medio ambiente, nos estamos dando cuenta que encerrados, los cielos se despejan, se ven los astros y hasta en las urbes se escuchan pájaros trinando.

Podríamos decir que la perdida de esperanza nos hace revisar comportamientos autómatas, pausar la prisa innecesaria y contemplar cuáles son nuestras posibilidades. Tenemos al alcance de nuestras manos dejar de sobrecargar los sistemas de servicios, aportar sustentabilidad a los proyectos de inversión inmobiliaria y a la vez obtener una rentabilidad limpia, honesta con estos tiempos y aun más prolífica que lo tradicional.

La característica intrínseca de esta situación es la globalidad con que se manifiesta.

Entonces, podremos dejar de sostener un sistema arcaico y descomprometido, donde cada uno se mira su ombligo y deja de ver al resto. ¿Qué es esto del resto? Analicemos: el resto es lo que sobra, pero resulta que lo que sobra nos supera en infinitas cantidad de veces lo que realmente significa nuestra existencia. La trascendencia es justamente este concepto, trascender la individualidad y velar por los intereses comunes.

Déjenme explayarme un poco sobre la transcendencia: es el modo de darle sentido a la vida y a nuestra propia muerte, es él para que de nuestra existencia y el legado que podemos dejar. Así teniendo la posibilidad de elegir, tenemos que empezar a mirar a nuestro lado, a nuestro departamento, a nuestra provincia, a nuestro país y al mundo.

Empezar a generar consciencia que lo colectivo supera cualquier intento soberbio de buscar el interés particular, cualquier motivación que busque el beneficio propio solamente, es no entender que es aún más rentable si se quiere; pensar en los demás porque el grupo siempre aporta, compromete al resto y multiplica.

Estamos históricamente parados en un intervalo que genera puentes entre países, ideas colectivas y creativas globales para colaborar desde nuestro humilde lugar. Es justo el momento de recalibrar el norte ecológico, de pensarnos como un todo que depende de cada parte y de que esa parte puede destruir al todo. De la finitud de cada cosa y de la importancia infinita del medio que sustenta la vida.

Sé que esta no es una opinión de mercado inmobiliario específicamente, pero es una manera de entender cuáles son los pilares de sustento de cualquier inversión, entendiéndola como aquella que genera plusvalía económica, social y ambiental. La mirada corta ya no basta y para cualquier cambio a corto, mediano o largo plazo se acabo el tiempo, el futuro se construye en el presente y el presente es un regalo y como cualquier regalo no se valora hasta que se pierde. Valoremos nuestro futuro, cuidando nuestro presente y dirijamos nuestros esfuerzos a mejorar la condición humana.

Este artículo fue escrito por el Arquitecto Alejandro M. Mazzoni - Seis Lados - Inversiones conscientes.