La revolución que esconde Llancanelo
Por Miguel Ángel Flores
De la riqueza hidrocarburífera de Mendoza, Llancanelo ha sido el tesoro mejor protegido gracias a su reserva natural. Sin embargo, la necesidad de obtener recursos no convencionales terminó imponiéndose y, a partir de la garantía de un control riguroso, YPF ya pico en punta con una técnica inédita para extraer crudo pesado que conlleva una inversión inicial de U$S 176 millones y la promesa de un menor impacto sobre fauna y flora del lugar.
Se trata de un proyecto piloto para hacer dos perforaciones de características singulares justamente por la exigencia de preservación de ese paraje único en la provincia. La expectativa le despeja el camino a un plan ambicioso dentro del área (que ya tenía en explotación) de 19 kilómetros cuadrados de al menos concretar 50 pozos en producción en los próximos años.
A cambio de regalías diferenciales que reducen la alícuota del 12% a la mitad como incentivo a la inversión, la petrolera de bandera encara el proyecto con recursos propios en esta etapa. Es que la gestión de una sociedad 50/50 con la canadiense Pentanova, más allá del potencial del negocio, terminó frustrándose por el volátil escenario económico del país, aunque YPF no descarta sumar a otro socio capitalista ya avanzado el plan.
Por su parte, el Gobierno hace sus cuentas sobre el impacto económico. Mas allá de los U$S76 millones que podría reportarle en regalías, estiman que YPF necesitará al menos 3 veces más puestos de trabajo que los que tiene ocupados en la región para llevar adelante la nueva etapa de la concesión vigente hasta el 2036.
La primera experiencia del país
Con los números en la mano y la certeza de poder afrontar una modalidad cuyos costos son más elevados que los habituales, en la llamada Formación Verde y Oliva de Llancanelo los trabajos ya comenzaron. Los dos primeros pozos son llamados “de avanzada”, porque a partir de ellos se podrá precisar la producción potencial y así tener un panorama claro del desarrollo futuro, lo que incluye hacer entre 50 y 70 pozos más.
De cualquier modo, para tomar la decisión de estrenar allí la técnica de perforación multidireccional, la cúpula de YPF necesitaba algunas facilidades para que la ecuación cerrara.
Es que la perforación multidireccional o multilateral, cuya implementación en Llancanelo la convierte en la primera experiencia de su tipo en Argentina y es comparable a la utilizada por petroleras canadienses, resulta un tanto más costosa frente a un pozo convencional. Esto se debe a que conlleva la ventaja de prescindir del uso del agua a cambio de energía eléctrica para rebajar la alta viscosidad del crudo pesado y hacerlo más fluido.
Un tipo de petróleo que ronda los 12 a 14 grados API, lo que lo convierte en el más viscoso, lejos del Medanito (33) y el crudo de Vaca Muerta (36), de mejor calidad. Con una cotización en el mercado que actualmente lo coloca 12% por debajo de los livianos, su destino será el corte dado que el refino en la Destilería Lujan de Cuyo tampoco resultara fácil.
Por eso, en el seno de la compañía consideraron clave la rebaja de regalías que por ley les concedió el Gobierno de Mendoza.
Como poder concedente, la Provincia autorizó a YPF el cambio en la modalidad de explotación respecto a la forma de trabajo conocida en LLancanelo. Esto es, de tradicional a no convencional, y con ello una quita del 50% en el costo de las regalías.
Según Santiago Fernández, director de Petróleo provincial, “no se trata de regalías móviles o progresivas como las que se implementa en la parte de Vaca Muerta, sino un régimen particular para Llancanelo contemplado por ley”.
En realidad la petrolera pagaba un esquema de 12 + 3% adicional, y la reducción a la mitad se aplica a la alícuota básica (de 12, que pasa a 6%). Así, YPF deberá liquidar, con el 9% final de regalías, inicialmente unos $76 millones.
Cinco a uno
“Es tanto el incremental en volumen, que por más que se reduzca el canon porcentual de la regalía hacia el final de la concesión los ingresos para la Provincia pasan de $25 a $76 millones. También va a generar mucho más trabajo en los primeros tres primeros años, cuando se concentra el 60% de la inversión. Se estima que llegará al menos al triple de puestos de trabajo de los que YPF emplea actualmente”, argumenta el Director de Petróleo.
Sin embargo, los números se agrandan en otros órdenes, tanto respecto a una optimización del rendimiento y menor impacto ambiental de la nueva forma de explotar Llancanelo, como a la mayor productividad prevista. En el primer caso, YPF y el Gobierno parten de la base de que cada pozo que se haga con el nuevo plan equivale, en una misma locación, a cinco de los que debían hacerse con el método tradicional, dado el alcance de las ramas guías u horizontales que nacen de la perforación vertical principal.
Parece ser un mensaje uniforme destinado a contener a los ambientalistas, preocupados lógicamente tanto en el impacto superficial como el que temen para los acuíferos. Al respecto, Fernández enfatiza que “la napa freática se encuentra hasta los 300 metros de profundidad y la perforación va mucho más profundo, con todas las medidas previstas para que no haya impacto como el uso de un calentador para fluidificar el crudo en vez de agua o algún solvente”.
Además, el contrato original proyectaba 487.000 metros cúbicos (m3) a obtener a lo largo de la concesión, mientras que en esta etapa, con el nuevo método, la promesa apunta a llegar a 2.469.000 m3 de crudo.
En términos de inversión, la cuenta incluso es superior y llega a 5,5 veces. Esto teniendo en cuenta que el compromiso inicial de YPF en Llancanelo rondaba los U$S32 millones.
De todos modos, vale remarcar que los U$S176 millones son solo una pauta inicial. La petrolera ya cifra, a un ritmo de costos de explotación decreciente, una expectativa de inversión cercana a los U$S 430 millones a futuro, de la mano de un plan que podría llegar a las 70 perforaciones en el área del Sur mendocino en el próximo lustro.
¿Qué es un pozo multilateral y cuáles son sus ventajas?
La nueva técnica estrenada por YPF en la formación Verde Oliva ya se utiliza en Canadá y es conocida en Venezuela y China. Gráficamente es comparable a una especie de árbol invertido, esto es, como si creciera de la superficie al subsuelo: empieza por el tronco que llega a cierta profundidad o largo (determinado por el hallazgo de un reservorio), antes de que empiecen a abrirse sus “ramas-guía”.
Cada pozo vertical permite extender hasta cinco perforaciones o ramas horizontales que van cementándose y requieren el uso de arenas especiales para evitar filtraciones, lo que los técnicos destacan como una ventaja en cuanto a la minimización de riesgos de contaminación. A su vez, cada rama puede tener una longitud de hasta 900 metros.
El crudo pesado que se obtiene una vez hechas las perforaciones previamente se somete a calor a través de un calentador instalado sobre el pozo vertical. Básicamente, un calentador es un caño que contiene una resistencia eléctrica en su interior y permite aplicar temperatura al crudo extraído para quitarle viscosidad y así facilitar su salida.
Para completar el cuadro operativo, YPF instalara una línea eléctrica de Media Tensión a lo largo de 45 kilómetros entre la localidad de Bardas Blancas y Llancanelo a fin de alimentar la bomba que se necesita en el lugar.
“Energéticamente, el sistema es más eficiente. Así se prescinde del uso de solventes y de agua ni siquiera salinizada, como la empleada en otros yacimientos para extraer el petróleo”, aclara Fernández, para quien la mayor viscosidad “es un dato a considerar cuando el producido de Vaca Muerta este en el mercado. La viscosidad de ese tipo de petróleos lo determinan las cadenas largas de carbono, que requieren cracking (catalización), para terminar mezclándose con los más livianos”.
