La caída de 2012 alimentará el crecimiento en 2013

El freno en la obra pública registrado en el año que terminó preparará el piso para un crecimiento en este ejercicio.

  La clave: un año electoral.

El escenario fiscal para el año que termina fue cambiando conforme se fueron consolidando las tendencias de las principales variables económicas. En el caso de las finanzas públicas nacionales, desde comienzos de año los datos y las políticas anunciadas y/o llevadas a cabo por el gobierno mostraban la intención de llevar a cabo una política contracíclica. En realidad, lo que se verificaba era una continuación de una política de crecimiento del gasto por encima del de los ingresos como se venía realizando en los años previos.


El resultado fiscal esperado era negativo, y uno de los más altos en los últimos años. Sin embargo, el Gobierno nacional comenzó en la segunda mitad del 2012 a controlar el crecimiento del gasto, sobre todo en partidas de alta flexibilidad a la baja como lo son los rubros del gasto de capital: obra pública, y sobre todo las transferencias no automáticas a provincias para que éstas ejecuten obras, destaca un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).

En el acumulado a octubre de 2012 (último dato disponible), el gasto primario nacional creció un 28%, no obstante dentro de este concepto se tiene que el gasto corriente mantuvo una evolución bastante estabilizada en valores relativamente elevados: aumentó un 31% en los 10 meses relevados. Como contrapartida, el gasto de capital acumulado a octubre resultó apenas un 10% superior al valor de igual periodo de 2011, con una clara tendencia decreciente en los últimos meses.

Para tener una dimensión de la diferenciación, cabe recordar que el presupuesto preveía que los gastos corrientes crecieran en todo 2012 un 18,9% y que los de capital lo hagan casi a la misma tasa: 18,7% anual. De este modo, el gasto primario crecería a menos del 19%. Resulta claro que será muy difícil que se cumpla esta pauta restando conocer los datos de los últimos dos meses del año, advierten desde el Iaraf.

De este modo, la fuerte desaceleración del gasto se fue disipando hacia partidas que terminan constituyendo ingresos para los niveles inferiores de Gobierno. Así, a medida que fue transcurriendo el año, se fue descorriendo el velo del carácter final de la política fiscal nacional: por el lado de los ingresos no se verificaron cambios legales en la (ya elevada) presión tributaria legal, y en todo caso se pudo apreciar que en algunos tributos la presión efectiva mostró un aumento, ante la falta de actualización de sus mínimos (caso del impuesto a las ganancias). Si se toman las fuertes desaceleraciones de septiembre y octubre como parámetro de lo que será la política de gasto hasta el fin de este año, la expectativa es una contención del déficit fiscal, llegando posiblemente a valores inferiores al 2% del PBI al cierre del ejercicio 2012.

Provincias

A nivel provincial, la realidad marcó otro comportamiento, ya que en el nivel subnacional argentino se verificó, aún antes que en el nacional, el abandono de las políticas contracíclicas, puesto que previo a haber transcurrido la mitad del año, en varias provincias ya se había recurrido a incrementos impositivos, lo cual les permitiría compensar la caída en la tasa de crecimiento de los envíos nacionales y poder lograr el crecimiento de sus ingresos a tasas cercanas al 25%.

Si bien no se dispone aún de datos consolidados a nivel provincial de manera oficial (de hecho los últimos datos para el consolidado de provincias corresponden al III trimestre, pero del año pasado 2011), el análisis de las ejecuciones parciales de varias jurisdicciones en el corriente año, incluyendo a las de mayor relevancia económica y fiscal en nuestro país (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y CABA), muestra que las mismas priorizaron mantener el nivel real de sus gastos corrientes, y redujeron, también en términos reales, sus gastos de capital. Aquí también la principal víctima fue la obra pública.

El carácter procíclico se acentúa entonces cuando se observa el control del gasto en casi todas las áreas, pero sobre todo en la obra pública provincial. Esto último permitió restar entre 4 y 5 puntos porcentuales al crecimiento del gasto primario, para adecuarlo a la tasa de variación de los ingresos. De esta manera, las provincias, según estas proyecciones, cerrarían 2012 con un déficit primario de 0,4% del PBI (casi idéntico porcentaje que en 2011): unos $10 mil millones. Luego de intereses, el resultado fiscal será de unos $15 mil millones.

¿Qué esperar en 2013?

El próximo es un año que probablemente combine las estrecheces económicas y fiscales del presente, con las necesidades políticas de mostrar gestión a través del gasto, que no es compatible con el freno en la obra pública que se está dando actualmente.

Aún cuando todavía no hay definiciones concretas de lo que puede suceder, ya se aprecia que a nivel nacional la estrategia presupuestaria no difiere de la de años anteriores (subestimar las pautas de ingresos y gastos), mientras que la provincial muestra que los gobernadores ya descuentan una continuación en la política de astringencia en el envío de fondos nacionales, y por lo tanto en casi todos los proyectos de presupuestos presentados para la aprobación legislativa incluyen incrementos adicionales en la presión tributaria legal.

Como en todo año impar, la clave va a estar en el manejo del gasto, que en 2013 va a estar más  atado a lo que permita la economía a través de los ingresos que lo que lo estuvo en 2007 y 2011, por ejemplo. Si se mantiene una prudencia fiscal y los gastos vuelven a encarrilarse con los ingresos, como se espera que cierre el presente año, el déficit primario provincial estimado para 2013 por $12,5 mil millones volverá a representar un 2,4% del gasto primario.

Si se impone la necesidad política de escapar a la restricción presupuestaria (gastar a mayor velocidad de lo que ingresa), el déficit se profundizará rápidamente. Por ejemplo, en un escenario moderado en el que la brecha sea del promedio verificado en las provincias en los últimos años de 3 puntos (gasto crece al 28% e ingresos al 25%), el déficit alcanzará los $25 mil millones, duplicando el total del gasto sin financiamiento presupuestario (el déficit en este caso representaría el 4,7% del gasto primario provincial 2013).

Las trayectorias seguidas por los gastos corrientes y de capital podrían volver a “cruzarse” en 2013: por un lado el gasto corriente tiene algún espacio fiscal para moderarse, sobre todo dependiendo de lo que ocurra con el rubro personal, que ocupa un lugar prominente en los gastos provinciales.

Por su parte, advierten desde el Iaraf, el gasto de capital va a tener como base de comparación los bajos valores de este año, lo cual permitirá mostrar tasas más elevadas de crecimiento de un gasto muy sensible para el electorado como lo es la obra pública.