Diseño y confort contra la estigmatización

El Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) realiza mejoras en los materiales y la aislación de las construcciones que realiza.

La intención no es sólo brindar mayor confort a las familias sino evitar la estigmatización.

El Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) comenzó a trabajar desde hace unos años en la mejora del diseño y la funcionalidad de las casas que construye, no sólo con la intención de brindar mayor seguridad y confort, sino con la convicción de dejar definitivamente de lado la estigmatización que durante años recayó sobre las casas financiadas con dineros públicos y especialmente sobre sus habitantes.

Edgardo Gargiulo, secretario Administrativo del IPV, es quien lidera el equipo de profesionales que diseñan los cambios estéticos y funcionales en las viviendas. Según el arquitecto, las casas que construyen hoy están al mismo nivel que cualquiera realizada por una empresa privada.

Estas mejoras que se vienen realizando paulatinamente desde hace diez años, pero que se profundizaron en el último período, están relacionas con los materiales utilizados, con las terminaciones, con la aislación, pero también con una integración a la trama urbana, tanto en lo visual como en lo estético.

Gargiulo aseguró que estas modificaciones, que se concretaron en forma paulatina y se podrán advertir en su máxima expresión en las casas que se están entregando, significan un incremento en los costos de entre 4% y 5%, ya que en la mayoría de los casos no se trata de una mayor inversión, sino de buscar soluciones creativas.

Los primeros cambios

Las modificaciones comenzaron en el  2003, cuando Nación lanzó el Plan Federal y comenzó a exigir estándares de calidad de acuerdos a normas establecidas, como las ISO o IRAM. Por otro lado, el Gobierno provincial apostó a una mejora en todos los aspectos relacionados con el diseño y la construcción de la vivienda.

Los estándares de calidad exigidos por Nación están relacionados con los materiales, las aislaciones y la necesidad de confort de los habitantes. Así, se pasó del muro de ladrillo visto a los revocados, se hicieron aislaciones en los cimientos y se mejoró la calidad de los materiales.

La Nación aporta el 70% de los fondos para construir la vivienda, mientras que la Provincia pone el 30% restante. Con estos aportes, en los últimos años fueron ganando en superficie, las casas se entregan con el piso terminado, con la pintura interior y exterior, con carpintería de aluminio y con el baño completo, ya que antes no se colocaba el bidet.

Para Gargiulo, la urbanización de los barrios es otro de los aspectos diferenciadores de las viviendas que se construyen en Mendoza, ya que esto implica un porcentaje elevado en el costo de las mismas. La realización de cuneta, cordón, banquina, puentes peatonales y vehiculares, además de todos los servicios, resulta un condimento importante en la mejora de calidad de las viviendas.

El arquitecto consideró que la urbanización es clave para que el nuevo barrio se integre a la trama urbana de la que forma parte, porque si las calidades en este sentido son distintas, sólo se logra una segregación espacial y social.

Un toque de creatividad

Las mejoras también se visualizan en el diseño de las viviendas. Gargiulo explicó que esto no implicó mayor presupuesto, sino ingenio y buen gusto. Por ejemplo, se retiraron un poco las casas de la línea de la calle, se amplió el baño, con la intención de brindar mayor confort y de crear un espacio para que el lavadero quedara integrado a la vivienda y modificaron la distribución de las habitaciones para que todas salieran al hall donde se encuentra el baño.

“A toda vivienda que tenga un aporte subsidiado del Estado se la denomina vivienda social, entonces se estigmatizó durante muchísimos tiempo con que la vivienda social no tenía que tener las características de una tradicional. Personalmente creo que no hubo interés en darle una vuelta de tuerca a algunos detalles que no implicaban dinero, sino un poco de gusto, de orden y de equilibrio. Hoy los barrios que entregamos no tienen las características estigmatizantes de otras casas del IPV. Además se integran muy bien a la trama urbana, nosotros podríamos hacer en terrenos de una hectárea 2.000 casas, pero no es el concepto ni urbano ni espacial que tiene hoy el Estado”, fueron las palabras del arquitecto.