Aulas portantes y una solución eficiente para la educación

Se trata de módulos industrializados de rápida fabricación e instalación ajustable. Tienen capacidad para 25 alumnos, aire acondicionado y baños internos.

Por Horacio Yacante

La obligatoriedad de la educación inicial en Mendoza significó un avance importante en la ampliación de derechos, pero también trajo consecuencias ineludibles de falta de espacio en las escuelas. La incorporación de 23.500 niños y niñas en las salas de cuatro años obligó al Gobierno de Mendoza a ampliar los edificios existentes a través de técnicas constructivas no ortodoxas que le permitieran salvar en pocos meses esa carencia.

Debido a que las construcciones tradicionales imponen tiempos prolongados de edificación –tanto de proyectos completos como ampliaciones-, el Ministerio de Infraestructura se vio obligado a recurrir a otra tecnología que ofreciera las mismas prestaciones técnicas, pero que se pudieran obtener más rápidamente.

En otras épocas, esta falta habría sido salvada con módulos metálicos que no cumplían con la totalidad de las condiciones térmicas, acústicas, hidráulicas, de baja emisibilidad de humo, no ignífuga y de seguridad necesarias para ser habitadas por niños; por lo que el desafío no era menor.

El subsecretario de Infraestructura Educativa, Hugo Quiroga, explica que “después de mucho indagar, la solución vino de la mano de la incorporación de un panel que cumple con la totalidad de las condiciones citadas y además es fabricado en la provincia. Se trata de paneles termoacústicos que tienen dos caras de chapa prepintada y un alma de poliuretano”.

Este material es usado principalmente para la confección de cámaras frigoríficas, pero también cuenta con un desarrollo extendido en refugios en alta montaña y para habitáculos de trabajadores abocados a actividades mineras, “por lo que la habitabilidad está garantizada, aún bajo condiciones climáticas adversas”, agrega el funcionario.

Debido a que las soluciones edilicias van variando de acuerdo a la terminación de nuevas escuelas o el arreglo o ampliación de las ya existentes, se impuso como objetivo que las nuevas aulas contaran con la capacidad de ser transportables a donde fuera necesaria, sin que la estructura se viera dañada o deteriorada durante el traslado.

“Para lograrlo, nos propusimos un diseño que se trabajara un 90% en el taller y solo el 10% sobre el lugar donde se va a instalar”, comenta Quiroga. A esto se sumó la condición de que tuviera la versatilidad suficiente como para adaptarse a distintos tipos de terrenos, variadas situaciones climatológicas de las regiones que conforman Mendoza (del calor árido de Lavalle a las bajas temperaturas y la humedad del Valle de Uco y Malargüe).

De este modo, se llegó a un modelo de aula que cuenta con un espacio de 6 metros de largo por 6 metros de ancho (36 metros cuadrados), y que se puede fabricar a partir de dos semimódulos iguales. Una vez terminadas las dos mitades, son trasladadas a las escuelas donde se ensamblan y conectan a la red eléctrica.

Todo esto se sostiene con una estructura de caño estructural. La cubierta del techo está hecha del mismo material, aunque con un encastre distinto. El piso es flotante de fenólico sobre estructura metálica y con una capa superior ignífuga de PVC. Las terminaciones externas están dadas por el mismo panel de chapa prepintada.

Se completa el equipamiento con ventanas de aluminio y una puerta de ingreso resuelta con el mismo panel. La ventana tiene dos metros de ancho por uno de alto. La puerta es de un metro de ancho por 2,05 de alto. Por lo general se encuentran en la misma cara del cubículo.

Capacidad móvil

“El término de aulas portantes responde a su objetivo fundamental de ser transportables a donde sean necesarias, ya que cuando una escuela cuentan con las ampliaciones solicitadas, estos módulos serán llevados a otros edificios donde hagan falta”, fundamenta el funcionario de Infraestructura.

En casos extremos, donde la accesibilidad es casi nula, se ha tenido que invertir la ecuación de fábrica y las aulas son trasladadas en camiones complemente desarmadas y luego ensambladas en la locación de destino.

Para localidades con fuertes vientos, como Malargüe y zonas del pedemonte, se realiza además un trabajo en anclaje, que puede incluir la instalación de muertos de hormigón o simplemente hincando varillas a una profundidad suficiente para garantizar que la estructura no se mueva ni deforme.
Gracias a la amplitud del espacio interno, cada aula tiene capacidad para albergar a 25 niños y niñas. En algunos casos, estas aulas son complementadas con un anexo sanitario de 3 metros de largo por 3 de ancho, que se divide en dos boxes para baños de niños y niñas, que cuentan con dos pares de inodoros y una bacha doble. Esto requiere por tanto que se añadan obras de conexión a las redes de agua potable y cloacas al momento de la instalación de cada módulo. El ingreso a los sanitarios se realiza desde dentro del aula portante, lo que permite que las docentes asistan a los niños en caso de que se presente algún inconveniente.

Las aulas se completan con un pizarrón y otros servicios como la instalación de un aire acondicionado con capacidad para frío y calor, para mantener la temperatura del espacio, y un termotanque para calentar el agua de los baños.

El mobiliario escolar (mesas, sillas y estanterías) es suministrado por la Subsecretaría de Infraestructura Escolar y la dirección de cada establecimiento.

En total, la Dirección General de Escuelas ha incorporado 70 aulas portantes para ser distribuidas en al menos 50 instituciones en el inicio del Ciclo Lectivo 2015. Los fondos empleados para su adquisición fueron provistos en un 50% por la Nación y el resto con financiamiento provincial.

La construcción de las 70 aulas portantes estuvo a cargo de cuatro empresas mendocinas. Se trata de las metalúrgicas: ERMA, Florena, Eduardo Zapata y Mauricio Malnis. Y en todos los casos, la materia prima fue aportada por los paneles construidos por Friolatina S.A, que ya cuenta con una amplia trayectoria en el armado de paneles termoaislantes.

El costo de cada unidad simple (36 m2) es de $450.000 y el del módulo sanitario anexo de $100.000. Ambos valores son totales e incluyen el traslado, el equipo de aire acondicionado, el termotanque y la realización de las obras complementarias para la conexión a las redes de agua potable, cloacas y electricidad.

A esto se suma una garantía total durante 6 meses, que incluye fallas edilicias o de los aparatos térmicos. Deja de lado todo daño externo producto del mal uso. Pasado ese tiempo, tanto el traslado como la recarga de aires acondicionados corre por cuenta del área de Mantenimiento y Reparación de Escuelas.