Restauran una joya patrimonial y arquitectónica de la Ciudad de Buenos Aires
En pleno auge económico en 1888, impulsado por la exportación de productos agrícolas, se construyó el Jardín Zoológico de Buenos Aires, un lugar icónico que atrajo a millones de visitantes a lo largo de los años.
Sin embargo, en 2016, se iniciaron los planes para transformar el Jardín Zoológico en el innovador Ecoparque, marcando así el comienzo de una nueva etapa en su historia.
Dentro de este nuevo complejo, cerca de la avenida Del Libertador, se encuentra la Casa de Osos, un auténtico tesoro histórico construido en 1897 durante la gestión de Eduardo L. Holmberg, primer director del Jardín Zoológico.
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Este emblemático edificio de estilo gótico emana una atmósfera de misterio y encanto, con sus aberturas ojivales que recuerdan a un palacio medieval. Representa un ejemplo excepcional del eclecticismo historicista del siglo XIX, con influencias que van desde lo neoárabe y neoturco hasta lo neohindú.
La Casa de Osos, que albergó a diferentes especies de osos a lo largo de los años, permaneció vacía desde los años 90. Ahora, como parte del plan de reconversión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, está en plena etapa de restauración para preservar su valor histórico y arquitectónico.
La obra de restauración está a cargo de la firma HIT Construcciones, mientras que el interior será restaurado por el concesionario que explotará el espacio destinado a educación. La propuesta incluye la creación de un espacio interactivo que fomente la conciencia sobre la conservación de la biodiversidad y albergará talleres, exposiciones y una feria de organizaciones no gubernamentales relacionadas con el medio ambiente.
Este proyecto, tan esperado por los amantes de la historia y la naturaleza, fusionará la belleza arquitectónica del siglo XIX con los valores de conservación y biodiversidad del nuevo Ecoparque de Buenos Aires. La Casa de Osos se convertirá en un punto de encuentro entre el pasado y el presente, donde los visitantes podrán explorar la historia, participar en actividades educativas y contribuir a la preservación de la biodiversidad.
Fuente: La Nación