Califican como "patrimonicidio" el saqueo y destrucción de edificios públicos en Brasilia

Durante los hechos de violencia protagonizados por militantes bolsonaristas resultaron dañados obras y edificios que han sido declarados patrimonio mundial por la UNESCO.

Los hechos de violencia protagonizados por militantes bolsonaristas en la ciudad de Brasilia dejaron como saldo un peligroso antecedente de intento de desestabilización del sistema democrático de Brasil, el país más grande de América del Sur y una de las economías más importantes del mundo. 

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Pero además, durante los enfrentamientos se registraron graves hechos de vandalismo  y daño en obras y edificios que han sido declarados como patrimonio mundial por la Unesco.  En ese sentido, Mónica Capano, especialista argentina en patrimonio cultural y presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, dijo que los sucedido constituye un "verdadero patrimonicidio". 

"Lo que ocurrió deja de ser solamente un atentado contra el pueblo brasileño y su patrimonio cultural para convertirse en un verdadero crimen contra la humanidad, tal como fue reconocido en la declaración sobre la destrucción intencional del patrimonio cultural de Naciones Unidas de 2003". 

Los tres edificios vandalizados fueron el Palacio Presidencial de Planalto, la sede del Tribunal Supremo y la del Congreso y constituyen tesoros de la arquitectura moderna de Oscar Niemeyer. Según la crónica de medios brasileros, quienes ingresaron desde la Plaza de los Tres Poderes a los edificios lo hicieron con bombas de humo que detonaron y, como consecuencia, activaron los aspersores anti incendios. En medio del agua y el humo, los atacantes quitaron y vandalizaron cuadros de los recintos e ingresaron al senado federal.

La violencia fue tal que la Unesco se puso a disposición del Gobierno de Brasil para ayudar a restaurar los graves destrozos, según informó este lunes la ministra de Cultura, Margareth Menezes. "Recibí una llamada de Marlova Noleto, directora y representante de la Unesco en Brasil", quien "se puso a su entera disposición para contribuir con la reforma y la recuperación de las sedes de los tres poderes y de todo lo que fue destrozado", anunció Menezes en sus redes sociales.

La lista de desmanes incluye cuadros, esculturas, vidrios, puertas, ventanas, ordenadores, televisores y todo tipo de mobiliario. En el Palacio de Planalto el cuadro 'Las mulatas', del pintor Di Cavalcanti, terminó con seis agujeros, mientras que el cuadro la "Bandeira do Brasil", de Jorge Eduardo (1995), fue encontrada flotando sobre el agua. 

Otra de las piezas destrozadas fue el Reloj de Balthazar Martinot, una pieza del siglo XVII que fue un regalo de la Corte francesa a D. João VI. Martinot, el relojero de Luis XIV. Solo hay dos relojes de este autor. La otra está expuesta en el Palacio de Versalles, pero tiene la mitad de tamaño que la pieza que fue completamente destruida por los invasores de la Meseta. 

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