Basura útil

El tratamiento de los desechos es un aspecto aún poco desarrollado en nuestra provincia,  a pesar de ello existen emprendimientos locales de distintas dimensiones que de alguna forma u otra trabajan con lo que ya nadie quiere y le dan un tratamiento que beneficia al medio ambiente.



“¡Es preocupante el problema de la basura! ¿Cómo nadie hace nada?” Podría ser una charla que se cuela por la ventana de cualquier café entre amigos, vecinos o conocidos, porque hay conciencia acerca de que los residuos son un problema. Pero la pregunta es qué hacer para mejorar la situación.  En esta nota proponemos tres experiencias de emprendimientos de distintas dimensiones:  un centro comercial y una ONG que se unen para reciclar; una planta generadora de energía de mediana escala que usa la basura como combustible y un proceso para capturar lo gases contaminantes del principal basural de Mendoza.  Todas ideas que hacen de los residuos un producto útil o que bien reducen la contaminación que ésta genera en el medio ambiente. Para leer e imitar.

De la separación al valor agregado

El centro comercial Palmares es visitado diariamente por miles de persona. Tanto para preparar una comida como para exhibir la ropa de moda es necesario un proceso que inevitablemente genera residuos. Anteriormente esos restos de la actividad comercial se perdían sin que nadie pudiera recuperarlos, pero desde fines del año pasado, un convenio de asistencia recíproca entre el  mall, el Municipio de Godoy Cruz y la Fundación CO.LO.BA, permitió avanzar hacia la separación de residuos en origen.

La mecánica que se lleva a cabo es la siguiente: los encargados de los locales separan su basura según la composición, colocando desperdicios orgánicos (restos de alimentos, papel sucio, servilletas) por un lado e inorgánicos (cartón, papel, plástico, telas sintéticas, entre otros) por otro. Lo primero se deposita en bolsas negras y es retirado por personal de la comuna quien se encarga de llevarlo hacia el vaciadero “El Pozo” ubicado al oeste de ese departamento y lo segundo se junta en bolsas verdes que entrega el centro comercial para comenzar el proceso de reciclaje.

Justamente en ese punto es donde aparece la Fundación CO.LO.BA. que alberga a “Los triunfadores del ambiente”, un grupo de jóvenes en situación de riesgo que trabajan recuperando lo que otros descartan. Ellos se trasladan hasta ese complejo cada tres días – en un camión cedido por la municipalidad- y se llevan el material de las bolsas verdes hasta el Centro Educativo Arco Iris del Campo Papa donde realizan una separación más fina del material. Por un lado juntan el vidrio, por otro el cartón, lo mismo con el papel, el plástico y otros materiales. Una parte de estos componentes se vende a bajos precios y otra parte se trabaja en talleres de artesanía, carpintería, papel y soldadura.

En esta iniciativa coordinada por Mariano Ocaña, docente del centro educativo, trabajan actualmente trece chicos de entre 16 y 22 años del Campo Pappa. “Un requisito para que formen parte del programa es que vayan a la escuela”, remarca el gestor, quien cuenta que esta modalidad no se lleva a cabo solamente en Palmares, sino también en diferentes áreas del Gran Mendoza, sobre todo en Godoy Cruz.  “Va muy bien, con Palmares estamos juntando bastante, lo que nos va permitiendo que ingresen otros chicos. Ya tenemos unos 18 más que se están capacitando”, contó Ocaña.

Para ellos lo más importante es agregarle valor a los desechos por lo que próximamente están pensando en incorporar un lavadero de envases de vidrio. “Por ejemplo si vendemos una botella de salsa en una chacarita nos la compran a 40 centavos, lo mismo que el vidrio roto, pero si le aplicamos un simple proceso como es el lavado podríamos sacarle más dinero y a la vez ofrecerlo a un precio menor”, explicó.

De basura orgánica a energía

“…Sólo sobre sepulcros hay resurrecciones…” sentencia una frase del célebre F. Nietzsche, filósofo alemán de la modernidad, y no hay frase que le cuadre mejor a este apartado, pues el concepto es el mismo: tomar algo inerte, muerto, inútil, y hacerlo renacer como un recurso energético aprovechable. Literalmente, y de aquí la analogía, esto es lo que lograron dos expertos mendocinos que pusieron su imaginación al servicio del medio ambiente y lograron construir una máquina que genera energía a través de un ciclo combinado de gas y vapor utilizando restos de madera, estiércol, comestibles  y verdes, entre otros inorgánicos.

La idea fue concebida por el ingeniero químico Ricardo Quiroga y fomentada por el abogado Enrique Iavicoli, quienes gracias al apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y de dos empresas privadas pudieron costear el prototipo que, llevado a mayor escala, podría ser una solución para los desperdicios orgánicos de toda la provincia.

El dispositivo funciona con la incineración controlada de la fracción no reciclable de los residuos urbanos y el aprovechamiento del calor para que funcione un sistema de generación de energía por ciclo combinado, es decir con un ciclo de gas y uno de vapor, que es el de mayor rendimiento termodinámico. “La innovación tecnológica consiste en haber incorporado una etapa de generación por ciclo de gas que incrementa la energía generada en un 25 %, ya que todos los sistemas existentes en el mundo sólo utilizan el ciclo de vapor”, destacó con entusiasmo el ingeniero Quiroga.

La imponente estructura de la máquina, que está localizada en Luján,  trabaja de la siguiente forma: en primer lugar se seca la basura y se la introduce en el horno que al comienzo se prende con un tubo de gas. Una vez que los desechos llegan a una temperatura de 1.100 grados centígrados se corta el gas, pero como ya han entrado en autocombustión, el horno se autoalimenta y sigue encendido. Primero se mueve la turbina de gas con los humos de combustión, debidamente acondicionados, y después se pasan a la caldera y generan vapor, para la respectiva turbina de vapor. Para que los gases de la chimenea - compuestos en su mayoría por anhídrido carbónico - no contaminen el ambiente van a un lavador de humos que tiene distintas etapas y evita la polución.

Mediante este sistema un kilo de restos orgánicos genera entre 0,8 y 1 kilowatt de potencia, de los cuales el 40% se utiliza para alimentar la propia usina, por lo que el 60% de la energía generada libre queda disponible. El prototipo tiene una capacidad de incineración de 20 kilos por hora, es decir que genera 16 kilowatts por hora de los cuales quedan de libre disponibilidad 9,6. Frente a su creación Quiroga recordó el proceso que lo llevó a concebir este proyecto: “En un principio desarrollé este sistema para generar energía eléctrica con asfaltita, que es un carbón joven, que se explotó durante la segunda guerra y luego se abandonó. En Mendoza hay 27 yacimientos, especialmente en el sur provincial y yo quería aprovecharlos”, comenzó a relatar el ingeniero. “Después, como yo tenía alguna experiencia municipal sobre el tema basura, pensé en adaptar esa vieja idea para eliminar el pasivo ambiental que significan los vaciaderos  a cielo abierto y además aprovechar al máximo el potencial térmico de la fracción orgánica de la basura”, contó.

Este prototipo se pondrá en funcionamiento próximamente en el departamento de San Martín, ya que mediante un acuerdo entre el INTI y el municipio de ese departamento, se trasladará al basural de Alto Salvador, donde funciona una Cooperativa denominada El Humito, que selecciona los residuos, separando los elementos reciclables, que comercializan ellos mismos y el resto lo disponen en un vaciadero a cielo abierto.

Reducción de gases contaminantes

Una de las formas para evitar que la basura que todos generamos en nuestras actividades diarias se acumule y contamine, es implementar un sistema de relleno sanitario controlado. El mismo consiste en enterrar los residuos en celdas especialmente impermeabilizadas en las cuales es necesario dejar una vía de escape para el biogas que allí se genera, el cual también aporta a la polución.

Para reducir esas emisiones y transformarlas en un pasivo ambiental menos dañino, la empresa IMPSA Servicios Ambientales desarrolló una innovadora propuesta que permite convertir ese biogas en dióxido de carbono, que es menos contaminante y que en una segunda etapa y con algunas condiciones que todavía no se han logrado, podría llegar a generar energía. La planta de desgasificación está ubicada en El Borbollón de Las Heras, justamente donde esa firma se encarga de desarrollar el relleno sanitario controlado.

“Desde 2001 somos los operadores del relleno sanitario del Borbollón, que es del municipio de Las Heras. Hace unos año surgió la idea de trabajar con una innovación tecnológica para desgasificar los residuos”, explicó la gerente de operaciones de la empresa, María Esther Villalba.

Para lograr este propósito se colocaron tuberías verticales que cortan perpendicularmente cada una de las capas de desechos enterrados  y se conectaron a un supresor que genera presión negativa y así succiona los gases que están dentro de la masa de basura. De esa forma el material gaseoso  llega hasta una antorcha de última tecnología donde se hace la quema y se convierte el metano que entra, presente en el biogas, en dióxido de carbono que es menos contaminante.

“El paso posterior, en función a la cantidad de gas que entraba a la antorcha, era en algún punto del proceso interconectar un generador de energía eléctrica y utilizarla para abastecer a la zona, pero lamentablemente llegamos a una cantidad limitada que no permitió avanzar en este sentido y nos quedamos en la primera etapa”, detalló la ingeniera.

Las razones por las cuales no se logró este segundo objetivo están relacionadas por un lado, porque la cantidad de basura que reciben, aproximadamente unas 500 toneladas por día, no son suficientes para la generación de suficiente biogás y por otro lado, por la falta de humedad del suelo donde se disponen los desechos.

“Actualmente estamos recibiendo además de la basura de las Heras, la de Lavalle, Capital y  parte de la de Guaymallén, pero igualmente no es suficiente, sino necesitaríamos mayor cantidad humedad en el terreno, ya que la humedad provoca más movimiento en los microorganismos que actúan sobre el residuo y generan más el biogas, pero eso también es imposible”, aseguró la profesional quien se refirió a lo que se realiza en Europa en estos casos para aportarle más humedad a los desechos y así general mayor cantidad de material gaseoso: “Allá se mezcla residuo con  barros provenientes de tratamiento de efluentes líquido”, señaló.

Antes de finalizar la entrevista, la ingeniera Villalba enumeró los pasos que se llevan a cabo para conformar el relleno sanitario controlado que genera la empresa que cuenta con la certificación ISO14001. “Primero se descarga el camión, luego una máquina muy pesada llamada cabra, hace la compactación y tritura el material para maximizar el uso del espacio y por último se hace la cobertura correspondiente para aislarlo del entorno. Ahí es cuando se perforan chimeneas porque no se puede dejar a los gases totalmente encerrados porque son explosivos y esas chimeneas se interconectan hasta la planta que extrae el biogas”, concluyó la especialista.