Energías limpias, la promesa incumplida

El futuro llegó y no con los cambios que muchos soñaban. En materia de energía, la base del desarrollo, el 2015 arranca con más deseos que realidades en cuanto a la forma que tiene el país de generar y hallar nuevas formas de conseguir esa materia prima.

Los problemas son los mismos: altísima dependencia de los hidrocarburos, falta de inversión para desarrollar el potencial de nuevas fuentes de energía y una matriz energética rígida.

Por eso, de cara a lo que viene desde distintos sectores políticos y técnicos presionan para lograr cambios. Ahora aparecen dos metas en el horizonte: primero llegar al 2016 con al menos un 8% de generación energética en base a fuentes sustentables. Y lograr en 2030 un cambio radical en la matriz.

Mendoza, en ese contexto, está expectante. No tiene el mismo potencial de recursos no convencionales que Neuquén, pero puede recibir parte de la ola expansiva. Pero por el otro lado, es una de las provincias con mayor potencial de generación de energías renovables en base a la explotación de los ríos (con proyectos como Los Blancos, Portezuelo del Viento y Cordón del Plata), y también por la posibilidad de explotar las energías eólica y solar, entre otras fuentes.

Matriz rígida
La matriz energética de Argentina depende en un 86% de los hidrocarburos, sea por el gas o el petróleo. El  Grupo de Energías Renovables, formado por organizaciones, empresas, organismos del estado y otras entidades, impulsa el cumplimiento de la meta de comenzar a cambiar esa tendencia.  Para difundir ese trabajo, publicaron un libro en el que marcan los ejes de la estrategia. Allí además resaltan que Argentina perdió su autonomía energética, dependiendo en gran medida de las importaciones. “El sector eléctrico es clave para la incorporación de las nuevas fuentes de energías renovables, sin embargo, la participación de éstas apenas cubre en la actualidad el 1,4% del total de la demanda eléctrica nacional”, explican.  “Las proyecciones oficiales de demanda eléctrica hacia el año 2030 indican que la potencia disponible deberá incrementarse en unos 1.500 MW anuales”, explican. Ese ínfimo porcentaje (del 1,4%) marca la poca influencia que aún tienen las fuentes de energía renovables. Los costos tienen mucho que ver en ese esquema. Para ello se generó a nivel nacional el programa GENREN, con la idea de promover las energías renovables. Las licitaciones fueron exitosas, pues se recibieron ofertas “por un total de 1.437 MW, superándose en más del 40% la potencia solicitada”. Sin embargo aún no se ejecuta el cambio. “A pesar de tratarse de un programa y una modalidad de contratos adecuados para el actual contexto del mercado eléctrico, al día de hoy se ha instalado menos del 10% de los proyectos acordados en el marco del GENREN. Desde ese programa hasta hoy ha habido muy pocos avances y una de las principales barreras identificadas es la dificultad en la obtención de financiamiento”, explican desde el Grupo de Energías Renovables.

En el 2012, por ejemplo, se generaron 1.702 GWh por fuentes renovables, lo que implicó un ahorro de 406.800 m3 de gasoil importado que se hubieran utilizado para producir esa electricidad. El monto ahorrado en combustible importado fue de unos 317 millones de dólares. La meta del 8% de renovables en el 2016 significaría evitar quemar 6,6 millones de m3 de gas natural por día. Cumpliendo este objetivo, por ejemplo, se evitaría la importación y el pago en divisas de LNG (gas natural licuado) por US$ 1.500 millones o de gasoil por unos US$ 2.200 millones cada año. “Un ambicioso plan de desarrollo de las energías renovables que permita cumplir con la meta del 8% al año 2016 y con la expectativa de cubrir con energías renovables el 20% de la demanda en el 2020 es económicamente viable y conveniente desde el punto de vista de la balanza comercial del país. Un desarrollo eólico de 8.000 MW de potencia hasta el año 2020 permitirá ahorrar unos US$ 14.000 millones en ese período. Un desarrollo de estas características permitirá rápidamente reemplazar importaciones de combustibles contaminantes por inversiones en renovables”.

Mendoza tuvo pocos proyectos en el marco del GENREN. Sólo se presentaron dos pequeños aprovechamientos hidroeléctricos. Pero en paralelo comienzan a avanzar algunas inversiones en generación solar. Sí hay empresas mendocinas con intereses en ese programa, como la golpeada IMPSA, que tiene varios parques eólicos por desarrollar en la Patagonia y el Norte argentino.

Este año la flamante Empresa Mendocina de Energía (la firma estatal creada) dio sus primeros pasos para impulsar las energías renovables a través de la Red Eléctrica Inteligente, que se implementará a manera de prueba en el Este.  “En el 2015 y 2016 será el tiempo de consolidación sobre la utilización de energías renovables en la provincia, como unos de los pilares de desarrollo”, dijo Alejandro Neme, titular de la empresa. Entre otras cosas se buscará una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, gracias a una mayor eficiencia energética y al uso de recursos renovables.