El negocio del hormigón se reinventa para crecer

El sector vive una profunda transformación de la mano de nuevos jugadores y la popularización del uso de este producto por calidad y ahorro de tiempo y costos.

Por Cecilia Amadeo

Con el 2014 como el peor de los últimos cinco años pero con cierta esperanza de que en 2015 el panorama mejore, como consecuencia de la reactivación de la obra pública que suelen traer los años en que hay elecciones, el negocio del hormigón en Mendoza enfrenta un desafío: reinventarse y generar nuevas modalidades de servicio para crecer y no perder rentabilidad.

Atrás quedaron las grandes hormigoneras que abastecían sólo a megaobras. Desde hace un tiempo el sector asiste a un rediseño del negocio de la mano de nuevos jugadores y la popularización del uso de este producto. Se trata, por un lado, de empresas constructoras que incursionan en la tarea de elaborar su propio hormigón –ya sea adquiriendo plantas o comprando pequeñas plantas móviles que se instalan en obra- o que incorporan camiones hormigoneros para abastecerse en plantas ajenas. Y, por el otro, de pequeños constructores particulares que acuden al hormigón elaborado ante la falta de buena mano de obra para hacerlo in situ y el gran ahorro de tiempo que significa volcar, en unas horas, lo que a mano llevaría días de trabajo.
Aun así, empresarios del sector coinciden en que el clima de trabajo es bueno aunque la competencia sea fuerte y la torta por repartir escasa.

“Cuando empezamos, la única empresa que existía era Hormilisto (hoy ya desaparecida). Nosotros nos dedicamos a las grandes obras y ellos cubrían las pequeñas. Antes no se usaba el hormigón elaborado. Se hacía todo en obra. Algunos grandes edificios lo pedían y nada más. Ahora cualquier vivienda unifamiliar requiere del servicio. De hecho, el mayor volumen de venta de hormigón elaborado es para obras pequeñas”, cuenta el ingeniero Jorge Muñoz, representante técnico y gerente de planta de Concremix, la empresa más antigua del rubro. Esta compañía también es hija de la necesidad puesto que es una unidad de negocios de la constructora Borromei y Villanueva S.R.L. que presta servicios desde 1987.

Un recorrido similar hizo Compacto, la hormigonera del grupo Ceosa. Su CEO, Fernando Porreta, recuerda que en 2003 tomaron una obra que les demandaba muchos metros cúbicos de hormigón en poco tiempo de trabajo, con lo cual decidieron alquilarle cierto equipamiento a Hormilisto. La experiencia fue tan exitosa que terminaron comprándole los camiones y una planta, primero para autoabastecerse y luego para formar una nueva unidad de negocios del ahora mayor proveedor del Estado en cuanto a obra pública se refiere.

Entonces, si la historia dice que las grandes hormigoneras mendocinas se desprenden de compañías constructoras, ¿qué es lo novedoso?

“Ha crecido el parque de las empresas hormigoneras y ahora son las mismas constructoras las que compiten con las hormigoneras. Tienen sus camiones, sus plantas, elaboran en obra. Antes era un rubro exclusivo y hoy no lo es. Y por ahí están empezando a ofrecer su producto a otras obras. Pero hay que tener cuidado con los errores. Zapatero a tus zapatos”, reflexiona el contador Carlos Nallib, gerente de Hormiserv y presidente de la Cámara Mendocina de Hormigón Elaborado, entidad que agrupa a las siete empresas más grandes y de mayor trayectoria del rubro (Compacto, Concremix, Hormicom, Hormimac, Hormirap, Hormiserv y Premix).

Para Jorge Panella, vicepresidente segundo de la filial local de la Cámara Argentina de la Construcción, “en Mendoza se está dando lo que pasa en todo el mundo. En Buenos Aires, hasta la casa más chica se hace con hormigón elaborado. Desde hace 5 o 6 años se da lo mismo en Córdoba y en Santa Fe y ahora, en los últimos dos o tres años, lo vemos más claro en Mendoza. En San Rafael, por ejemplo, las losas de las casas se siguen haciendo a mano. Pero ya les va a llegar. Es una tendencia mundial”, agrega.

En opinión de Panella, este giro es positivo porque no sólo se optimiza la construcción sino que la calidad del hormigón utilizado en las obras es superior por todos los controles que conlleva y la tecnología incorporada en su elaboración.

Como muestra del fenómeno, Jorge Muñoz revela que hasta no hace mucho tiempo Concremix despachaba 200 metros cúbicos por día en dos o tres obras y hoy entrega igual o más cantidad pero en 20 o 30 emprendimientos. El uso del hormigón se ha extendido, lo que ocurre es que hoy están faltando obras grandes y lo que hay es en su mayoría obras más pequeñas como casas unifamiliares y pequeños complejos de cinco a diez departamentos o dúplex que son los que mueven el negocio.

 Camión propio, servicio comprado
Otra de las nuevas modalidades que enfrenta el negocio del hormigón elaborado se vincula con el transporte del producto. Empresarios del sector consultados por Área Tres coinciden en que ahora es muy común que las constructoras tengan sus propios camiones para ir a buscar el material a las plantas.

Esta peculiaridad le plantea al rubro una ecuación de ganar-ganar: es ventajoso para los hormigoneros que descomprimen el trabajo de sus flotas de camiones, muy golpeadas en los últimos años ante la falta de repuestos importados; y permite a las constructoras contar con el hormigón en el momento preciso y sin las demoras que pueden presentarse en el circuito habitual de distribución de las hormigoneras.

Porretta está convencido de que este es el modelo que se viene y no duda en aconsejarles a los empresarios del sector el pase a esta manera de encarar el negocio. “Pagás el servicio, te descuentan el flete y así marcas el ritmo de tu obra. El gran problema que tenemos los hormigoneros hoy es la gran cantidad de máquinas paradas rotas que no podemos arreglar porque no podemos importar los repuestos. Te pasa con los camiones, con las hormigoneras, con las bombas. Un camión parado es un chofer sin trabajo. ¿Qué hacés? ¿Lo despedís?”, se pregunta el empresario ante el impacto que genera en la economía real la aplicación de trabas para la importación de todo tipo de productos.
 
La hora de los pequeños

La otra arista del cambio en el negocio del hormigón elaborado viene de la mano de pequeños constructores que solicitan el servicio para obras menores. Pero esto se debe más que nada a la dificultad para conseguir mano de obra calificada que a una nueva mirada o toma de conciencia acerca de las ventajas de comprar el producto elaborado.

Algunos profesionales de la construcción, como arquitectos e ingenieros, que asumen proyectos de viviendas unifamiliares, pequeños locales comerciales o complejos de departamentos y dúplex aconsejan a los propietarios recurrir al hormigón elaborado para losas o cimientos, obligando a las hormigoneras a pensar en estrategias especiales para clientes que demandan menos volumen pero igual trato.

Una muestra de esto es la gran cantidad de viviendas construidas a través del plan Procrear que recurrieron y recurren al hormigón elaborado. Si bien los costos son mayores, a la falta de mano de obra se suma la necesidad de muchos propietarios de avanzar con rapidez para que les certifiquen los avances de obra -y, por ende, las entregas de dinero-, y también como una manera de ganarle a la inflación.
 
Precios Cuidados

Entre las estrategias que tuvieron que pensar los hormigoneros para abrir el juego a estos nuevos clientes se incluyó el ingreso al programa de Precios Cuidados de la Construcción, una iniciativa pensada por el Gobierno nacional que se implementó de maneras distintas en las provincias del interior del país.

Las siete compañías agrupadas en la Cámara Mendocina del Hormigón Elaborado fueron parte de las 14 empresas locales que en marzo del año pasado firmaron un acuerdo con el Gobierno provincial para generar un listado de 24 productos a precios fijos.
Sin embargo, la iniciativa parece haber fracasado.

“Fue muy difícil para nosotros. Tenemos cinco rubros que inciden en nuestros costos: los sueldos, el cemento, los aditivos, los áridos y el combustible. Todos han tenido un movimiento permanente, pero el combustible ha sido fenomenal. Aumentó casi 60% en un año. Entonces no se puede no aumentar los precios por más acuerdos que se hayan firmado. Por eso no tuvo mucho éxito”, reconoce el presidente de la Cámara, Carlos Nallib.
 
Perspectivas

Es una verdad de Perogrullo afirmar que la construcción es una de las actividades que más se resienten en tiempos de crisis económica. Nallib asegura que la industria del hormigón elaborado vivió en 2014 “el peor de los últimos cinco años” (ver aparte).

Sin embargo, los primeros meses de este año estarían trayendo un respiro al sector. Al menos, así se desprende de los números difundidos por la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland, los que permiten ver que los despachos a granel para consumo interno en Mendoza aumentaron más del 26% en enero último en comparación con igual mes pero del año pasado.

En general, los consultados creen que para este año las perspectivas son buenas atento a que se trata de un año electoral donde la obra pública juega un papel esencial. Sin embargo, se mostraron cautos y prefirieron no arriesgar pronósticos de crecimiento.

“Este es un mercado que hay que transitar con cuidado. Hay trabajo para todos pero la torta a repartir sigue siendo la misma”, cierra Nallib.